El día que sané... The day that I healed...

"Y cuántas veces no nos han dicho en nuestra infancia cosas como ¡cuidado, que te vas a caer!, el poder corrompe, el dinero está podrido, opinarás cuando puedas opinar, tú qué sabes de la vida...

O cuántas veces no hemos vivido situaciones en las que nuestros padres o cuidadores forzosamente nos han tenido que dejar para ir a trabajar o cumplir alguna obligación y nos hemos sentido solos y desamparados.

Al crecer, nuestra mente racional entiende el porqué y sabemos que esas horas en las que nuestros padres no pudieron estar con nosotros tenían una causa más que justificada y que no nos abandonaban, pero en nuestro subconsciente queda ese sentimiento grabado, cuando no esa creencia, de que hemos sido abandonados, mis padres no me quieren, mis padres me dejan solo.

Al crecer, desde nuestra razón entendemos que esas afirmaciones no son ciertas, pero muy dentro nos han quedado grabadas a fuego.

Os voy a contar una historia:

Cuando yo era pequeña, a la edad de cinco años, forzosamente tuve que ser hospitalizada unos días en un hospital infantil. El sitio era o pretendía ser un lugar donde los niños se sintieran cómodos, con actividades para hacer durante el día dependiendo de las edades, con un comedor con esas sillitas pequeñas de colores donde nos daban la comida a los que podíamos salir de la habitación, como era mi caso. Y teníamos la atención sanitaria que cada uno requería. Pero, la condición de la estancia era que los adultos, incluidos los padres, no podían pasar en ningún momento. Yo todavía recuerdo con una punzada en el corazón y un dolor en la garganta la necesidad de abrazar a mi madre y sentirla cerca, pero ellos solo podían verme tras un cristal, mientras sufrían (lo sé porque me lo han dicho después durante toda mi vida) más que yo si cabe. Mi mente racional creo recordar vagamente que entendía a medias la situación, pero ese dolor de abandono y necesidad de amor cuando más lo necesitaba se grabó muy hondo en mí y para siempre sin saberlo.

Y al cabo de los años y de mi humilde evolución y desarrollo espiritual y tras encontrarme con ThetaHealing, lo subconsciente se ha hecho consciente. Y esa situación que viví a tan corta edad de la que tan pocos y ligeros recuerdos tengo, ha marcado muchos de los momentos que he vivido después de adulta. Ha marcado mi vida porque fui buscando situaciones que replicaran lo que para mí era una creencia: Me abandonan, no me quieren, me dejan sola. Y lo he replicado tantas veces inconscientemente como un patrón en mi vida, que no podría nombrarlas todas.

A través de ThetaHealing he logrado sanar y cambiar esa creencia de mi subconsciente y ese sentimiento de abandono para así dar un giro a esa situación que no entendía por qué se repetía.

¿Resuena algo de esto en ti?

Todos tenemos creencias limitantes que modelan nuestra vida, pero todos podemos cambiarla y diseñar nuestra vida deseada.

Con amor incondicional,

Bea".

"And how many times during our childhood were we told things like, “Be careful, you’re going to fall!”, “Power corrupts,” “Money is rotten,” “You’ll have an opinion when you’re old enough,” “What do you know about life…”

Or how many times did we experience situations where our parents or caregivers had to leave us in order to go to work or fulfill some obligation, and we felt alone and helpless?

As we grow up, our rational mind understands the reason—we know that those times our parents couldn’t be with us had a perfectly valid explanation and that they weren’t abandoning us. But in our subconscious, that feeling remains imprinted—if not even the belief—that we were abandoned: My parents don’t love me. My parents leave me alone.

As we grow, we know logically that those statements aren’t true, but deep inside, they’ve been seared into us.

Let me tell you a story:

When I was little, at the age of five, I had to be hospitalized for a few days in a children’s hospital. The place was—or tried to be—somewhere children could feel comfortable, with daytime activities based on age, a dining room with small, colorful chairs where those of us who were allowed out of our rooms would eat (as I could), and we had the medical care we each needed. But the rule was that no adults, not even parents, were allowed in at any time. I still remember—with a pang in my heart and a lump in my throat—that deep need to hug my mother and feel her close. But they could only see me through a window, while they suffered (I know this because they’ve told me all my life) even more than I did. My rational mind vaguely recalls half-understanding the situation, but that pain of abandonment and longing for love, at a time I needed it most, left a mark deep inside me—without me even realizing it.

Years later, after some personal growth and spiritual development, and after discovering ThetaHealing, the subconscious became conscious. That situation I experienced at such a young age—with only faint and fragmented memories—has shaped many moments of my adult life. It marked me because I kept unconsciously attracting situations that reinforced what had become a belief: They abandon me. They don’t love me. They leave me alone. And I’ve repeated that pattern so many times in my life, I couldn’t even count them.

Through ThetaHealing, I have been able to heal and transform that subconscious belief and the feeling of abandonment, allowing me to break free from a cycle I didn’t understand.

Does any of this resonate with you?

We all carry limiting beliefs that shape our lives, but each of us has the power to change them and design the life we truly want.

With unconditional love,

Bea".